Cuando los hijos tienen un mal comportamiento, los padres suelen imponer una consecuencia, con la creencia que su hijo debe de pagar por eso. Es allí donde la consecuencia se convierte en castigo porque no guarda relación con lo sucedido y porque en el fondo de manera inconsciente se espera que el niño sufra para que aprenda.

Para que una consecuencia lógica no sea un castigo debe:

♥ Estar relacionada,

♥ Ser respetuosa y

♥ Razonable.

Los niños no se sienten castigados si  se acuerdan con ellos las consecuencias teniendo cuidado que estas sean respetuosas, estén relacionadas y sean razonables.

Pero recuerda que educando desde disciplina positiva puedes ir más allá enfocándote en  soluciones. Cuando tu hijo tenga un mal comportamiento puedes revisar con él cuáles son las posibles soluciones que le puedan ayudar a corregir la mala conducta o error. De esta manera tu hijo aprende a reconocer su responsabilidad, a ser asertivo en las situaciones difíciles que le presenta la vida y aprende a reconocer su capacidad de resolver.