NO A LOS CASTIGOS, SI AL ENFOQUE EN SOLUCIONES
8 marzo, 2017

Ten cuidado con las palabras que utilizas cuando te diriges a tu hijo, especialmente cuando estás enojado.

 

Corregir con rabia es muy peligroso ya que podemos decir cosas que hieren de por vida. Al no ver las heridas físicas que hacen nuestras palabras creemos que todo fue del momento y que ya pasó.

¡Pero no es así!

Las palabras tienen poder y dejan huella para bien o para mal. Una pequeña frase mal dicha puede cambiar el camino de vida de tu hijo.

Por un momento te invito a que proyectes a tu hijo 15 años, y analiza qué efectos puede tener frases que se utilizan en momentos de rabia, cuando estamos fueran de control, cuando no estamos conectados con nuestro centro:

Θ Si te portas mal papá y mamá se van a poner tristes

Θ No eres constante con lo que haces, nada te va a resultar en la vida

Θ No quiero verte, prefiero estar solo

Θ No eres capaz de hacer nada bien

Θ Eres un desastre

 

Algunas personas dicen: a mi trataron duro, y aquí estoy… bien y no ha pasado nada, soy una persona de bien”. Con seguridad son personas de bien, pero si se revisara de manera profunda encontramos que en muchos casos estas frases crearon alguno de estos rasgos: baja autoestima, miedos, relaciones difíciles en el trabajo, falta de perseverancia para alcanzar sus sueños o metas, sometimiento, inseguridad o actúan pensando en complacer siempre a otros para evitar ser castigados o despreciados.

Es por esto que te invito a que corrijas cuando estés tranquilo, y a que anticipes a tu hijo, es decir siéntate con él y de común acuerdo establece normas, rutinas y consecuencias lógicas  si no se cumplen los acuerdos. Sin embargo ten cuidado en que las consecuencias no se conviertan en castigos.

Para que una consecuencia lógica no sea un castigo debe:

♥ Estar relacionada,

♥ Ser respetuosa y

♥ Razonable.

Los niños no se sienten castigados si  se acuerdan con ellos las consecuencias teniendo cuidado que estas sean respetuosas, estén relacionadas y sean razonables.

Pero recuerda que educando desde disciplina positiva puedes ir más allá enfocándote en soluciones. Cuando tu hijo tenga un mal comportamiento puedes revisar con él cuáles son las posibles soluciones que le puedan ayudar a corregir la mala conducta o error. De esta manera tu hijo aprende a reconocer su responsabilidad, a ser asertivo en las situaciones difíciles que le presenta la vida y aprende a reconocer su capacidad de resolver.